Esta marca resalta las tradiciones ancestrales a través de objetos simples pero funcionales
Tigre de Salón es una marca de esencia atemporal y perdurable que trabaja con comunidades indígenas colombianas rescatando sus raíces, además de resaltar el valor de las prácticas ancestrales por medio de la elaboración de piezas hechas a mano de manera responsable y consciente, no solo con el medio ambiente sino también con las personas que los rodean. Esta iniciativa pretende contar historias, recorridos y sueños por medio de cada producto enfocándose en la simplicidad.
La marca fue fundada en 2014 por la diseñadora industrial Verónica Franco Vélez, quien se describe en sus palabras como “una mujer impulsiva, apasionada, que no le teme a los retos”. Además dice “creo con toda mi alma que la creatividad y el amor pueden cambiar muchas cosas, que el diseño y lo que cada uno hace día a día puede generar cambios positivos en todos los ámbitos de la vida, desde la naturaleza hasta nuestras comunidades”.
Desde sus inicios, Tigre de Salón trabaja con cuero natural porque uno de sus propósitos es ofrecer productos perdurables en el tiempo siendo este un material que fácilmente puede durar toda la vida y que como esta diseñadora dice, “con el tiempo se vuelve más bonito”.
Verónica quien es la actual directora creativa, decidió trabajar especialmente con cuatro comunidades indígenas que habitan en la Sierra Nevada de Santa Marta: Kankuama, Kogui, Arhuaca y Wiwa con el deseo de dar a conocer sus raíces, su visión, además de generar un impacto positivo en la permanencia de estas tradiciones culturales. Como fruto del trabajo en equipo que hacen con estos artesanos, han ido integrando con el cuero, tejidos naturales en fique, lana de ovejo y algodón que a mano construyen estos menestrales.
El nombre de esta marca, surge inspirado por los tigres de salón que menciona Pablo Neruda en el poema Oda al gato. En su fascinación por los felinos, Verónica resume las cualidades de este animal en la elegancia, su belleza atípica, además de hábil, silencioso, misterioso y curioso, reflejando estas características en cada una de sus piezas. También basándose en esta inspiración, a sus productos los llama “tigres”.
Tigre de Salón tiene un proyecto llamado “7 vidas tiene un tigre” que tiene como propósito prolongar la vida útil de esas piezas que sus clientes alguna vez les compraron y ya no usan. Al recibir los “tigres”, estos pasan por un proceso de restauración y renovación que después son ofrecidos en un bazar vintage que realizan cada seis meses; además estas personas que devuelven los productos, reciben un bono de descuento para adquirir un nuevo producto.
Verónica menciona que los extranjeros aprecian y valoran mucho sus “tigres” además del trabajo en torno a cada uno de estos; por esta razón uno de sus grandes sueños es posicionarse en el mercado internacional para dar a conocer el valor de la historia artesanal ancestral de las comunidades indígenas de Colombia.
Redactado por Juanita Alarcón y Juana Valentina Rivera Bustos