Cada vez son más las marcas orientadas en transmitir un concepto de conciencia holística, con el fin de contribuir significativamente al entorno en el que vivimos
La ropa de segunda mano, en un principio era utilizada por aquellas personas que no contaban con los recursos suficientes para adquirir prendas nuevas, por lo cual vestían con la herencia de familiares, algunas donadas por la iglesia y otras adquiridas en tiendas de segunda.
“A partir de la década de los noventa, la fiebre por la ropa vintage se impuso en el mundo gracias a las celebridades que empezaron a usarla y a confesarlo sin remordimientos. Modelos como Kate Moss, cantantes como Madonna o grandes actrices como Julia Roberts y Renée Zellweger, fueron algunas de las responsables del nacimiento de este nuevo culto a lo viejo. Todo debido a su afán de lograr exclusividad y de buscar un estilo único que no pudieran copiar ni conseguir sus competidoras” (Revista Diners, 2012).
La introducción de la ropa de segunda mano en algunos países de América Latina ha llevado un proceso lento, aun así, elegir esta opción para vestirse ha evolucionado, derribando prejuicios donde la importancia se la lleva el reconocimiento de la marca, no el impacto positivo hacia la sociedad de consumo.
En Bogotá este tema no es novedad, debido a que años atrás se reconocen con facilidad distintos sectores de la ciudad, los cuales cuentan con tiendas dedicadas a este negocio ubicadas principalmente en el sector de Chapinero y la Plaza España, centros históricos de la capital. Un ejemplo de este negocio es Segunda Cripta, una marca enfocada en este mercado. Sus creadores son una pareja de amigos Julio Gómez, realizador audiovisual de la Pontificia Universidad Javeriana y Brigith Padilla, profesional en idiomas de la Universidad Pedagógica; ofreciendo esta alternativa a diferentes consumidores de moda.
La idea surge después de asistir a la feria de Jardín Soleado, donde encontraron un expositor de este tipo de ropa, quien ofrecía prendas a un costo muy alto, sin un estilo definido. Desde ese momento Brigith tiene la idea de vender estas prendas, pero a través de canales virtuales con precios asequibles, lo cual facilitaba las ventas. Posteriormente se une Julio, quién se volverá su principal inversionista, creativo y socio de la marca.
Su concepto en un principio estaba enfocado en la ropa con un estilo “retro clásico”, que fuera asequible a las personas; al tener buena acogida por el público, se desviaron de ese concepto y continuaron con la misma mecánica de prendas usadas, frescas y con un nuevo valor atemporales. Con esto buscaban darle un toque de caché a estas prendas cargadas de historia, siendo el nuevo boom de la moda.
En la actualidad, Segunda Cripta busca hacer su aporte incentivando la moda sostenible a través de sus clientes, con la compra de esta forma, reutilización de prendas y así lograr mitigar las consecuencias ambientales y sociales, que traen consigo la compra excesiva y a su vez, el desperdicio de ropa; resultado del consumo masivo de la pronta moda. La industria de la moda produce un 10% de las emisiones de carbono del mundo, lo que la hace la segunda industria mayor contaminante, superada solo por la industria petrolera.
Otros conocedores del tema, como la experta colombiana en moda Pilar Castaño, considera que el tema debe ser entendido desde el significado de la palabra usado: “Si la industria adopta el término vintage no como algo viejo, sino como piezas especiales donde se rescata la calidad y valor del producto, se le daría más valor» (Renteria, 2017).
Para esta marca es vital continuar este concepto, transmitiendo en su esencia la tradición y cultura en la sociedad mediante la moda circular, distribuyendo prendas de manera responsable y efectiva para esta. Según Brigith, “Cuando para una persona termina la vida útil de la prenda, para otra, apenas inicia su ciclo de vida”. El mercado tradicional ha recalcado la metodología de comprar y tirar, es decir, deshacernos de prendas que hace muy poco hemos comprado, y casi inmediatamente volvemos con el fin de buscar su reemplazo.
A corto plazo, Segunda Cripta quiere llegar a más consumidores, no sólo mediante plataformas electrónicas, sino con su propio showroom; facilitando el acceso a este tipo de marcas que nos permiten evolucionar, no solo para reducir el riesgo que produce la moda a al entorno e ir más allá de crear productos fugaces y enfatizar en satisfacer las “necesidades” del presente, sin comprometer los recursos de las generaciones futuras.
La venta de ropa de segunda mano sigue siendo tabú, por lo que se espera que con el paso del tiempo, se puedan denudar inquietudes y falsas percepciones sobre el tema, logrando abarcar nuevos consumidores y consolidar este mercado, que tiene bastante para ofrecer a nuestra colectividad, en especial, para personas que desconocen los beneficios dando una segunda oportunidad a estas prendas.
Redactado por: Yina Martínez Zapata y María Antonia Palomino