Redescubriendo la cultura de la mano de los Mayas 

Una fusión colombo-guatemalteca que a través de su marca propone un acercamiento ancestral  

Gladys Pineda y María Alejandra Kairuz son las fundadoras de Kalac, una marca de prendas y complementos femeninos compuestos principalmente de cuero, los cuales son acompañados por  bordados  artesanales  realizados  por  indígenas  de Guatemala, cuyo objetivo es salvaguardar las tradiciones latinoamericanas bajo un estilo moderno y autentico.

Kalac, significa el mundo en lengua maya, resalta el trabajo de las comunidades autóctonas descendientes de los  Mayas;  a través de sus bordados llamados huipiles, tejidos a mano o piezas realizadas en telares de uso manual que son elaborados con hilos de seda tratados con pigmentos naturales, los cuales son ubicados estratégicamente en cada prenda manufacturada en cuero, donde nace una propuesta que resalta, armoniza  y  vincula  colores  con  materiales  en  piezas atemporales, elegantes, cómodas, hechas a la medida, brindando así un gran simbolismo cultural.  

Fotografía de María Paula

Gladys Pineda, de origen guatemalteco, abogada de profesión, inspira sus diseños en los años cincuenta con tintes de la época dorada americana hollywoodense, un concepto que se fusiona con la modernidad para crear un producto versátil en función de diferentes ocasiones durante el día. Gladys afirma que »en Guatemala son muy valorados el cuero y la mano de obra colombiana», en donde encuentra un punto de convergencia con María Alejandra Kairuz, una colombiana emprendedora que antepone la creatividad y la originalidad, asimismo, se considera »con afinidad a la diferenciación e ir en contra de los elementos impuestos». Un proyecto que ha afianzado su amistad y sus deseos.  

En su viaje a Guatemala, Gladys encuentra ese lazo entre Kalac con los pueblos ancestrales, allí en compañía de la comunidad indígena se procede a la búsqueda de los materiales e insumos, con el fin de evitar intermediarios para mejorar la cadena de valor con la compra directa, la cual permite preservar la cultura, ya que «la fabricación de huipiles industrializados hace perder las tradiciones», manifiesta Gladys.  

El proceso de creación de cada prenda es largo donde se requiere de un análisis a profundidad, sin embargo, Kalac es un espacio de expresión, una forma de escape de la monotonía y de terapia personal para las creadoras, »una plataforma para ir cumpliendo sueños», cuyos resultados no solo garantizan un estándar de alta calidad también logra transmitir seguridad acompañada de autenticidad, debido a que ningún huipil es igual a otro, nunca se modifican, se conservan con su diseño de origen, por lo que aquel que adquiera el producto tendrá una pieza única, culturalmente muy valorada.  

Las técnicas ancestrales que se aplican en las prendas de la marca son apreciadas por el público extranjero, según Gladys »tienen más claro el valor tradicional una cultura ajena a la nuestra que nosotros como latinoamericanos, no valoramos  nuestra  historia»;  Kalac ha sido una ventana para el mercado latinoamericano que se interesa por redescubrir sus raíces, con piezas elegantes que mantienen la esencia tradicional, adicionalmente, un valor agregado son las prendas hechas a la medida, las cuales ofrecen asesoría personalizada a cada mujer que optan por comprar con ella, que la hace sentir cercana a la marca con un nivel de exclusividad. 

Fotografía de María Paula

Kalac, como Ethical Brand, se proyecta para incursionar tanto en el mercado europeo como en el americano, manteniéndose como un espacio de hermandad intercultural latinoamericana donde siempre se rendirá homenaje a las técnicas tradicionales con una repercusión simbólica, que invitan a conocer y valorar las raíces que nos identifican de la mano de diseños originales a la vanguardia con apoyo directo a las comunidades indígenas.  

Su punto de venta se encuentra abierto al público, ubicado en la Cra 16 # 108-22 en Casa Ciento Ocho y sus redes sociales son @kalac, también se pueden comunicar al número 3153205392. 

Escrito por Mónica Paola Mendieta y María Paula Caicedo