Un recorrido por el rock a través de las vivencias de una mujer

El movimiento que transformó la vida de una docente, convirtiéndose en su sello de personalidad

A lo largo de la historia, el rock ha sido mucho más que solo un género, que surge a partir de la combinación e influencia de diferentes tipos de música. “En el rock reconoces algo verdadero, como en todo el arte de verdad. Si es real, normalmente es sencillo, y si es sencillo es verdadero” John Lennon, el artista manifiesta que además de ser un elemento autentico y artístico, se ha convertido en una revolución de un movimiento cultural, que perdura en el trascurrir del tiempo. Su nacimiento se remonta a los años 40s, con la finalización de la segunda guerra mundial, en la cual los jóvenes se revelan y pasan de ser una generación conservadora, a desafiar las arraigadas normas impuestas por la sociedad dominante de la época.

Fotografía Paula Matallana y Paula Vargas

Es ahí donde surgen nuevas fusiones de diversos elementos en la música como el blues y el country, tal como emerge lo que se denominó el rock and roll en Estados Unidos, uno de sus pioneros fue el reconocido Elvis Presley, un cantante distinguido por llevar un estilo atrevido y único sobre el escenario, fue él quien dio inicio a las nuevas referencias del vestuario de aquella época.

Dentro de la estética femenina, se definía la representación de la mujer como delicada y sensible, portando faldas de vuelo con tonalidades llamativas, e incluso pantalones un poco ajustados; en remplazo de los zapatos de tacón, usaban unos bajos y mucho más cómodos. Por otro lado, el papel del hombre, que buscaba proyectar rudeza en representación de poderío y masculinidad, llevaba un look más descomplicado, acompañado de cazadoras de cuero, chaquetas de aviador con influencia militar, camisetas blancas y jeans ajustados, propios de personajes famosos de la época como Marlon Brando y James Dean.

Sin embargo, el Rock tuvo una transformación con la llegada del movimiento hippie y el hard rock, donde inicialmente se pensó en la desaparición del estilo, para luego evidenciar la renovación en la esencia del mismo, sin perder sus elementos característicos. Se incorporan de nuevo dentro del mundo de la moda, como un instrumento de versatilidad además de un símbolo de identidad propia.

Según el texto, Bogotá epicentro del rock colombiano entre 1957 y 1975, escrito por Umberto Peréz, este movimiento hizo presencia en Colombia desde finales de los años cincuenta, a través de la radio; pero fue durante las décadas de los años 60s y 70s, que una parte de la juventud citadina, conectada con lo que pasaba alrededor del mundo, hizo del rock su instrumento más importante de expresión ideológica y artística (2007). Este fue un suceso escondido, pero imborrable; una cultura que aparentemente no tiene clase social, que es rebelde y se opone a los valores tradicionales enmarcados y representados por los padres. Se puede decir, que su estética ha quedado impregnada en los miles de seguidores que adoptan este estilo, que viven reinventándolo a través de los cambios sociales, viéndose reflejada especialmente en como llevan la moda.

Fotografía Paula Matallana y Paula Vargas

El cine también colaboró en la difusión de esta nueva música, impactaba de tal forma que el modo de vestir de los protagonistas y, aún mas, su rol de retadores de todo lo establecido, se convirtieron en elementos del comportamiento. En Colombia la música llegaba con un año de retraso, la adquisición de discos, videos, ropa, y accesorios era difícil, el comercio en ese entonces era cerrado, muchas de estas cosas circulaban por medio de los aeromozos o por los puertos donde llegaban las flotas mercantes con productos de países como Estados unidos o Europa.

Por medio de una entrevista, Kelly Johana Trejos, docente de historia, asesora pedagógica, madre y esposa de 37 años, relata su experiencia a través de lo que vivió siendo parte del movimiento cultural “rock” desde su infancia. Para ella la manifestación mas importante de transgredir en la sociedad es la ropa, además de crear una diferenciación definida ligada a la estética rock, en texturas como el cuero y terciopelo.

Su travesía comienza a finales de los 80s con el Pop; un género musical que se encontraba en su mejor momento, los artistas más sonados para ese entonces eran Michael Jackson y Madonna. Expresa que, con tan solo ocho años descubre el rock gracias a algunos de sus familiares y desde ese momento se siente identificada. A medida que avanza el tiempo, el tipo de música se vuelve cada vez más pesada, pasa de ser solo rock alternativo a Heavy metal . A la vez, crece un limitante al tener problemas constantes con su mamá, ya que para ella, esta música era muy “escandalosa y fastidiosa”, no encajaba en los parámetros sociales ya establecidos, en su rol como mujer.

A pesar de esto, la conexión con el rock se fortalece cada vez más, llegó a crear un laso más profundo con este género, ya que era el único tipo de música que la hacia sentir completa. Con el pasar del tiempo su vestimenta se empieza a transformar, en un inicio maneja una mezcla entre el estilo Hippie y Rockero, dentro de su paleta de colores no podía faltar el azul, interviene sus pantalones bota recta utilizando bordados del sol y la luna con botas tipo carnaza.

Fotografía Paula Matallana y Paula Vargas

A finales de los años noventa e inicios del nuevo siglo, el negro se apodera de su clóset, las botas metaleras doble suela eran indispensables en su diario vivir. Pantalones, faldas y blusas en materiales como el cuero y el terciopelo toman un papel protagónico en sus atuendos. Las chamarras con broches, cremalleras metálicas y pasadores eran sus favoritas. Dentro de sus accesorios se encuentran aretes, taches llamativos en distintos tamaños, manillas en metal y terciopelo, las cuales conseguía en ferias artesanales. Sin embargo, era complicado adquirir elementos con estilo rockero, así que la manera mas práctica para reflejar su personalidad era interviniendo la ropa y accesorios a su manera.

Los primeros lugares en donde se podía encontrar ropa era una tienda llamada Black Rose ubicada en la carrera 8 con calle 16 en el centro de Bogotá o en el centro comercial Vía Libre. Además, los sex shop ofrecían una alternativa que no encontraban en otro lugar, prendas en cuero, arneses, mallas, entre otras referencias que se fueron adoptando en parte a la contribución que hizo Judas Priest al incorporar estos accesorios a la estética que se manejaba en el momento, siendo esta muy ligada al sadomasoquismo.

Cuenta además, que el proceso que tiene una mujer en la escena es completamente diferente a la de un hombre, para ellos era mucho más sencillo adquirir música o ropa, empezando porque en Bogotá al principio fue escasa la influencia del Rock, las mujeres todavía no tenían un papel importante en esta época. Tenían que, en muchos de los casos comportarse a la par de los hombres para poder conseguirla, también se enfrentaban a las burlas en las calles, en ese entonces, no era fácil caminar así vestida.

Para la siguiente etapa de su vida, en el ámbito laboral, encuentra nuevos obstáculos, para esto creó una rutina que iniciaba con cubrir sus tatuajes y vestirse de una manera más sobria, pues el tabú del rock aún estaba muy latente. Los estereotipos bien marcados tenían la idea de que vestir de negro no estaba tan acorde a lo que la sociedad le exigía.

Hoy en día, Kelly se encuentra en una faceta más Glam Rock esta se presta al combinarse con el mundo que la rodea, no dejar lo que le gusta, buscar un estilo propio sin perder la identidad, “todo lo que quiero expresar en la sociedad, lo muestro a través de mi estilo”, afirma. Está ligada también a la forma en que se ve a la mujer, en la libertad que siente al portar tal prenda. Así mismo los aspectos que considera importantes en la estética del rock son las botas, los tenis, Jeans, cuero, terciopelo y taches, los cuales sigue usando y para ella están vigentes en la actualidad.

Redactado por Paula Catalina Matallana Gómez, Paula Daniela Vargas Fernández y Diana Milena Gutiérrez Quevedo